Mini adictos: alarma la gran medicalización de los chicos
Más allá del ya célebre Trastorno de Déficit de Atención (ADD), cada vez más se medica a los chicos por diagnósticos como depresión o bipolaridad, típicos de la adultez. Un grupo de expertos que organizan el II Simposio Internacional sobre Patologización de la Infancia advierte sobre los riesgos de no poder hacer frente a las emociones infantiles sin una pastilla.
Por Florencia Ballarino

Riesgo. La mayoría de los fármacos no tienen dosis pediátricas y producen graves efectos adversos.
Casos como el de Paloma revelan una tendencia alarmante: cada vez más niños –hasta desde el jardín de infantes– son medicados con peligrosas drogas psicoactivas o estimulantes, ante emociones o sentimientos típicos de la infancia y los tiempos de crisis como la ansiedad, la tristeza y la falta de atención. “Se los cataloga como depresivos o bipolares y se supone que ese nombre explica todo. No se le pregunta al niño qué le pasa sino que el supuesto diagnóstico se basa más en las observaciones que hacen padres y maestros”, advirtió la psicoanalista Beatriz Janín, presidenta del II Simposio Internacional sobre Patologización de la Infancia, que comenzará el viernes en el Palais Rouge, de la ciudad de Buenos Aires, y que tendrá a este tema como eje principal de debate
Alarma. El Trastorno de Déficit de Atención (ADD, por sus siglas en inglés) fue la primera patología cuyo sobrediagnóstico puso en alerta a los médicos. Pero especialistas reunidos en el ForumADD, advirtieron a PERFIL que esa enfermedad es sólo la punta del iceberg.
“Cada vez se diagnostica más y en niños más pequeños lo que se llama Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD). Cuando se detecta que hay un no logro, por ejemplo un niño de dos años que no tiene esbozos del lenguaje, se empieza a hablar de TGD. Una vez que están catalogados así entran al infierno. Inmediatamente se les aplica un tratamiento farmacológico”, explicó la psicoanalista Silvia Morici, miembro del Comité de Salud Mental y Familia de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
Otra de las enfermedades “de moda” es el Trastorno Oposicional Desafiante (TOD), chicos que no obedecen y son rebeldes, a los que para que se “porten bien” y estén quietos se los medica con la misma droga que al ADD, el metilfenidato (comercialmente, Ritalina), un fármaco que puede crear dependencia (ver recuadro). “Estamos alarmados por a lo que se está llegando. La infancia es la edad donde se reafirma la autoestima en base a la oposición del adulto. Ahora resulta que eso es un trastorno”, se lamentó Morici.
Patologías como el TOD o la depresión están catalogadas en el DSM IV, el Manual de diagnóstico y estadística de los desórdenes mentales, realizado por la Asociación Psiquiátrica Americana. “Lo que se utiliza para hacer estos diagnósticos son cuestionarios sobre la conducta del chico que completan padres y docentes. Es significativo que no haya espacios para escuchar a los niños. Es como si los adultos no pudiéramos pensar que ellos se pueden angustiar”, dijo Gisela Untoiglich, psicóloga e investigadora de la UBA.
Dependencia. El Observatorio Argentino de Drogas, que depende de la Sedronar, advirtió este año en un informe que los psicotrópicos viven un proceso de “banalización” entre los adultos. Esto también afecta a los chicos. La mayoría de estos fármacos no vienen en dosis pediátricas y presentan peligrosos efectos adversos como insomnio, pérdida de peso y muerte súbita. Pero aún así sólo durante el año pasado se vendieron 220 mil cajas de metilfenidato, un 80% más que en 2006, según el Colegio de Farmacéuticos de Bs. As. “El problema de los chicos que son medicados por ADD es que se les dice que toman una pastilla para portarse bien. La lógica que se les trasmite es la lógica de la adicción, la misma que tienen los adolescentes que consumen éxtasis para bailar muchas horas”, dijo Janín.
Para los especialistas, la idea de que con una pastilla se pueden resolver todos los problemas como por arte de magia, está creando toda una generación de posibles adictos. “Hay un sector de la ciencia que avala esto, que está auspiciada por los laboratorios, y que viene a legitimar un problema que está vulnerando los derechos del niño”, sostuvo la psicopedagoga Gabriela Dueñas. Los expertos aconsejan evaluar a un chico de forma interdisciplinaria, escucharlo y trabajar con padres y maestros sus dificultades antes de recurrir a un fármaco.
Recetas en exceso
Mientras que en 1994 se comercializaron en el país 10.700 cajas de metilfenidato, en 2008 se vendieron 220 mil. Según los expertos en ADD, este trastorno afecta a 250 mil chicos en el país. Pero para los miembros del ForumADD, hay un sobrediagnóstico. “No todos los chicos con dificultades para prestar atención tienen un conflicto serio de base. Son chicos posmodernos, criados frente a la TV y que llegan a una escuela que no ha podido cambiar su estructura y les impone un régimen para el cual no están preparados”, explicó Gabriela Dueñas.
Los remedios más populares para el ADD son el metilfenidato (Ritalina) y la amotexina (Stattera). El primero es un estimulante similar a las anfetaminas que por su “potencialidad adictiva” está en el Listado II de drogas peligrosas, con la cocaína y morfina. La amoxetina es un antidepresivo “poco estudiado en niños”, que puede causar daños cardíacos.